En realidad, no lo había notado, sino hasta el reciente curso de Problemas Socioeconómicos de México que estoy impartiendo en el Diplomado de Psicología Pastoral en la Comunidad Teológica de México, pero ¡J.K. Rowlling nos ha dejado una excelente imagen pedagógica sobre marxismo!
Específicamente en lo relacionado a la noción de Fetichismo de la Mercancía y lo que, Enrique Dussel ha llamado el "trabajo objetivado".
Para Marx el sistema capitalista se dedica a producir mercancías y a consumir mercancías, y su circulación se realiza mediante la ilusión de los precios, que es con lo que "las mercancías se lanzas tiernas miradas de amor". Este poder suprahistórico que pretenden las mercancías les llevan a convertirse en entidades prodigiosas en sí mismas.
"La mesa sigue siendo madera, una cosa ordinaria, sensible. Pero no bien entra en escena como mercancía, se trasmuta en cosa sensorialmente suprasensible. No sólo se mantiene tiesa apoyando sus patas en el suelo, sino que se pone de cabeza frente a todas las demás mercancías y de su testa de palo brotan quimeras mucho más caprichosas que si, por libre determinación, se lanzara a bailar".
Estos objetos, materialmente hechos con madera, o fierro, plata, oro, adquieren su poder "sensorialmente suprasensible", digámosle mágico, mediante el trabajo de alguien que ha objetivado su esfuerzo y vida en él. Como dice Erique Dussel, es un proceso poiético o de creación de una nueva forma de vida, pero una vida en la que se ha plasmado la vida de quien lo fabricó.
A estas alturas, ningún lector de Harry Potter albergará duda de que las mercancías, desde la perspectiva de Marx, ¡no son otra cosa que horrocruxes!
Tom Riddle, ya visulmbrando su futuro como Señor Tenebroso, manipula al profesor Slughorn para que le revele el secreto del hechizo más pusilánime, peligroso y abominable de todos: la fabricación de horcrux. Harry, virtud la invasión a los recuerdos del profesor Slughorn, logra, desde el futuro, escuchar la terrible descripción.
Tom Riddle obteniendo el secreto de los horcruxes por el profesor Slughorn |
"Su voz estaba siendo controlada de manera cuidadosa, pero Harry pudo notar que Riddle estaba lleno de emoción. 'Bueno, verás, divides tu alma,' dijo Slughorn, 'y escondes una parte fuera del cuerpo, en un objeto. Entonces, si tu cuerpo es atacado, o inclusive destruido, no puedes morir, ya que parte de tu alma permanece en este mundo y sin daños. Pero por supuesto, existir en esa forma."
Los horrocrux son, entonces, objetos que reciben de parte del mago conjurador, una porción del alma de una persona y así, dejan de ser mera madera u otro material para adquirir esa "libre determinación" que implica estar vivo.
"¿Pero cómo lo haces?", insiste en preguntar Riddle, "con un acto de maldad", contesta Slughorn, "el acto de maldad por excelencia. Cometiendo asesinato. Matar rasga el alma. El mago que intente crear un Horrocrux debe usar ese daño para sus propósitos: debe encapsular la parte rasgada."
Tom Ryddle se convirtió en el mago más terrible de la era moderna y cambió su nombre a Lord Voldemort, creando un miedo lacaniano tal que la comunidad mágica volvió su nombre en inefable/no-dicho llamándole El-que-no-debe-ser-nombrado. En su despiadada carrera de expansionismo de su poder creó 7 horrocruxes:
- Anillo de Sorvolo Gaunt
- Diario de Tom Ryddle
- Copa de Helga Hufflepuff
- Guardapelo de Salazar Slytherin
- Diadema de Rowena Ravenclaw
- Nagini
Bracalete con los 7 horrocruxes |
Y el horrocrux inesperado resultó ser el mismo Harry Potter, quien también recibió una parte del alma de Voldemort cuando intentó matarlo a penas recién nacido.
Del mismo modo, las mercancías, como demostró Marx, y como se puede constatar hoy mismo, también son producidas a costa de la muerte de las personas. Niños explotados fabricando calzado, obreros sin remuneración adecuada ni garantías de seguridad, social, mineros, que como Dussel ha señalado, "padecen muertos bajo las manos del nuevo Moloc", las minas que reclaman la vida y sangre de quienes osan robar sus tesoros.
Tras este desgarramiento del alma, tanto los horrocruxes como las mercancías, "parecen figuras autónomas, dotadas de vida propia, en relación unas con otras y con los hombres".
Así, en esta sociedad capitalista de la que, queramos o no formamos parte, todos nosotros tenemos nuestros horrocruxes, mercancías u objetos por los que damos la muerte. El trabajador que viaja en su automóvil recién sacado de la agencia, con la conciencia de que tardará 48 meses de su vida en pagarlo y es abordado por un asaltante, tiene la reacción instintiva de defender su automóvil y no entregarlo, porque en ese automóvil está depositada una vida futura de trabajo ya comprometida para pagarlo. El resultado suele ser un forcejeo y la posible muerte del trabajador.
Las minas: El nuevo dios Moloc que reclama sacrificios humanos |
Nuestros Smartphones han sido infundidos de nuestra alma. Ellos portan nuestro nombre, números clave, se adentran a las redes sociales donde tenemos fotos propias y de las personas que rodean nuestras vidas, archivos personales, memes (el reflejo más puro del alma), claves bancarias, itinerarios de Uber, lugares visitados y registrados en Google, notas, reflexiones, recuerdos... son quizá los Smartphones los horrocruxes más difundidos por todo este mundo, horrocruxes que se comunican entre ellos... y los hemos fabricado tras rasgar nuestra alma colectiva mediante la explotación de minas en África para obtener la preciada reliquía: el tántalo que con sudor y sangre se convierte en la principal materialidad de nuestros teléfonos inteligentes.
Smartphones, horcruxes móviles; y coltán/tántalo, su materia prima |
En esta época de la ilusión de lo virtual y hasta de dinero digital, atendamos a las clases de marxismo que nos brinda Harry Potter y recordemos que, tras toda magia, por más digital que sea, siempre hay una materialidad que la sustenta, y, muchas veces, un alma que se rasga para vertirse en ese producto de novedad que se pagará con una vida, o muerte, a meses sin intereses.
BIBLIOGRAFÍA
- DUSSEL, Enrique, "El ciclo productivo. Trabajo vivo y valor"
- GIBELLINI, Rosino (comp.), Frontiers of theology in latin américa, Nueva York, Orbis Books, 1979, pág. 202.
- MARX, Carlos, "El fetichismo de la mercancía y su secreto", en El Capital Tomo 1 / Volumen 1, Siglo XXI Editores.
- ROWLING, J.K, "Harry Potter y el misterio del príncipe", Ediciones Salamandra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario